‘Forofismo’ y ego entre programadores.
Forofo, según la RAE: “Partidario entusiasta de alguien o algo, especialmente de un equipo deportivo”. En los últimos días he visto como desarrolladores de software ‘discutían virtualmente’ sobre diversas aplicaciones de forma negativa o incluso despectiva.
Con el desarrollo de la tecnología en los últimos años el ‘forofismo tecnológico’ se ha hecho cada vez más patente entre los usuarios con la existencia de defensores y detractores de marcas tecnológicas o aplicaciones de software hasta el punto de llegar a discusiones absurdas como si les fuera la vida en ello. Personas que se preocupan más de que hace o no hace, de que tiene o no tiene una marca, tecnología o aplicación que ellos no han elegido en vez de centrarse en disfrutar y ser felices con lo que si han elegido.
Pero esta actitud me ‘duele’ más en aquellos que tienen un marcado perfil tecnológico y/o se dedican al desarrollo de software. Los que trabajamos programando deberíamos tener siempre muy presente lo difícil que es esto de programar. Se debería hablar siempre con mucho respeto del software que desarrollan terceras personas o empresas, mucho más, si ese software es usado por personas a las que les aporta valor o ha generado negocio por sí mismo. Es muy difícil conseguir eso.
Dicho lo anterior, es por lo que me sorprende que, por ejemplo, la mayoría de los productos de Microsoft sean el blanco de las críticas de usuarios y programadores. Como si hacer un sistema operativo o cualquier otra de las aplicaciones que tienen fuera coser y cantar. Como si los ingenieros que están trabajando en esa empresa fueran unos paquetes de tres al cuarto que no tienen ni idea de como hacer las cosas. Críticas fácil y vacías en la mayoría de los casos de fundamento o un conocimiento extenso sobre que aquello que se critica.
Y es que guerras abiertas de este tipo hay muchas. Así, es fácil encontrarse con amantes y detractores entre Windows, Mac y Linux, incluso dentro del propio Linux están los que se ‘pegan’ por demostrar que distro es la mejor de ellas, en vez de aprender lo mejor de cada uno. Guerras entre lenguajes de programación, los que hablan con desprecio de Java o de PHP, los que dicen que Cobol es una porquería sin saber que Cobol aún mueve medio mundo. Guerras entre frameworks. Los que desprecian a sistemas operativos como Android o a iOS únicamente porque no es el que han elegido. Los que desprecian a sistemas gestores de bases de datos así, por las buenas.
Y es que ahí están algunos, con el ego de programador por las nubes, ‘disparando a discreción’ contra ese software que o bien no le gusta o bien lo hace una compañía que no le cae bien por el motivo que sea. Pero ellos ‘disparan’, acusan y de forma despectiva intentan tirarlos por tierra obviando, en la mayoría de los casos, el enorme trabajo que conlleva su desarrollo. Porque por supuesto, ellos lo harían mejor, más rápido, más limpio, más escalable, sin errores…etc…etc.
Y estas actitudes, llevándolas a la práctica en un terreno mucho más cercano, suelen ocurrir con el código legado de nuestras aplicaciones o en aquellas en las que estemos trabajando. Código legado que siempre, o casi siempre, es puesto en duda. Deberíamos tener siempre presente que cada línea de código que estemos leyendo se escribió en un momento determinado, por una persona determinada y en un contexto determinado del que casi nunca conocemos las circunstancias que lo rodeaban y que probablemente no ayudaran a hacer las cosas de la forma más correcta posible. Las típicas expresiones -eso es una mierda- ó -eso no vale para nada- no creo que aporten ningún valor positivo. Creo que la actitud es intentar mejorar el código, de la mejor forma posible, con respeto y sin desprecio al que lo hizo.
En general, en la profesión, creo que hace falta más humildad y menos ego. Más respeto por el trabajo de los demás y menos desprecio. Más críticas constructivas y menos destructivas. Más cooperación y menos individualización. En definitiva, más amor y camaradería entre los programadores, coño.
Chimpún.